Director: Pablo Larraín (“El Club”)
Actores: Beth Grant, Max Casella, Billy Crudup, John Hurt, Caspar
Phillipson, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Richard E. Grant, John Carroll
Lynch, Natalie Portman
Guion: Noah Oppenheim
Musicalización: Mica Levi
Fotografía: Stephane Fontaine
Productores: Juan de Dios Larrain, Darren Aronofsky, Mickey
Liddell, Scott Franklin, Ari Handel
Duración: 101 Minutos
Protozoa/WildBunch
Si hay un momento en la historia
Norteamericana tan doloroso como icónico (si se permite la expresión) es el
asesinato de John Fitzgerald Kennedy el 22 de Noviembre de 1963 en Dallas
Texas. En su debut en Hollywood, el eficiente y capaz director chileno Pablo
Larraín nos entrega en este film (lo que bien pudo ser una biopic convencional
en manos de cualquier otro), el retrato de una mujer que acaba de perder al
hombre que ama, el dolor compartido con toda una nación, lo que debe afrontar
después del suceso y cuáles serán sus acciones que la definirán a futuro. Un verdadero
estudio de personaje.
La Casa Blanca, el hogar de
Jackie (La Ganadora del Oscar Natalie Portman), camina por sus pasillos,
tomando sus píldoras para los nervios, bebiendo Vodka mientras escucha
“Camelot” en voz de Richard Burton. "Los objetos y artefactos sobreviven
durante mucho más tiempo que las personas" menciona la mujer en un hermoso
primer plano durante su programa especial “A Tour of the White House with Mrs.
John F. Kennedy”, esto sucedido dos años antes del fatal accidente.
Posteriormente veremos a la frágil mujer entrevistándose con “El Periodista”
cuyo nombre real es Theodore H. White (Billy Crudup) una semana después, Jackie
no cederá control absoluto a la información que se busque en la entrevista, la determinación
de Jackie en respetar el honor de su marido mientras está tomando el control de
su propio legado lo convierte en fascinante. “No piense ni por un segundo que
voy a dejar de publicar eso” le deja en claro al periodista. El especial de
televisión es el pretexto para mostrar una imagen amena y cándida de Jackie,
ella misma redecoró el lugar para preservar el edificio como el monumento
histórico que es (Larraín nos hace participes del cambio y la nueva
decoración), por su parte Bobby (Peter Sarsgaard) asume las riendas de la
nación además de sus conflictos con Lyndon B. Johnson quien lo mira con recelo
por la forma en que le habla. Volviendo a Jackie, mientras va dentro de un
coche fúnebre con el ataúd de su marido después de que el cuerpo es enviado a
casa, Jackie enerva al conductor y un acompañante preguntando lo que recuerdan
de los otros dos presidentes asesinados, mientras estaban en el cargo, James A.
Garfield y William McKinley; ella se obsesiona con la emulación de la ceremonia
del funeral sea igual o mayor que la de Abraham Lincoln. Ese plan, y la
intención de Jackie para marchar en una procesión detrás del ataúd, crea una
incomodidad extrema en la Casa Blanca, dadas las ansiedades del país y de las
preguntas que aún sin respuesta acerca de las acciones del asesino de Kennedy,
Lee Harvey Oswald.
Larraín y su guionista se enfocan
además de la perspectiva de la mujer, los contrastes que implicó el proceso del
funeral, lo que hubo dentro y fuera de la familia Kennedy y la fuerza voraz de
la política. También es inteligente en mostrar las contradicciones de una mujer
que nunca se negó a estar frente a la cámara y a los reflectores. Con su
confesor (El Nominado al Oscar John Hurt), nos enteramos que para ella JFK no
era el ser perfecto que pintan las biografías.
A partir de toda esta premisa
(sino es que prácticamente ya describí el film entero), el lienzo en el que
Larraín se desenvuelve esta puesto a las órdenes de Natalie Portman. A través
de un trabajo de mesa previo y de construcción de personaje la actriz nos hace
participes del dolor, la frustración, la pena pero también la ambición (velada)
y la necesidad de mantenerse estoica de una mujer que estaba en la mira de toda
una nación… no, del mundo. Tímida y nerviosa, pero rodeada de tanta diplomacia
como para saber dar una certera opinión cuando sea necesario, hay muchas capas
emocionales y profundas que director y su actriz trabajan de manera soberbia
(Tercera Nominación al Oscar sin dudarlo).
Mención aparte para la tonalidad
granulada de la imagen y el uso de los primeros planos, la cámara acaricia el
rostro de Portman resaltando su belleza angelical y desnudando a la artista con
su monumental actuación. También resalta a la vista el vestuario recreado 100%
a la usanza de la verdadera Jackie y el diseño de producción digno de loas
(Jackie mira a través de la ventana de su auto un almacén y algunos maniquíes
con ropa que reflejan su buen gusto al vestir).
Pablo Larraín hace un debut
impresionante con “Jackie” (2016) en
la Meca del Cine, su trabajo no es más que la profunda exploración de la
condición humana en tiempos de gran dificultad y que se cuestiona sus valores y
creencias, desmitifica a la figura trágica, al icono…, solo se trata de una
mujer.
CALIFICACION PARA “JACKIE” (2016): MAJESTUOSA
Nominaciones para la Estatuilla
Dorada: maquillaje, diseño de producción, vestuario, guion adaptado, actriz (Natalie
Portman), director (Pablo Larraín), película
@jackiefilm Facebook.Com/JackieMovie
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